Me relajo y dejo ir todas las preocupaciones del día.
Mi mente se calma y se prepara para un sueño reparador.
Estoy en paz conmigo mismo y con el mundo que me rodea.
Mi cuerpo se siente ligero y listo para descansar profundamente.
Suelto todas las tensiones y me sumerjo en un sueño tranquilo.
Mis pensamientos se vuelven positivos y reconfortantes.
Me entrego al sueño con confianza y serenidad.
Mi respiración se vuelve lenta y profunda, llevándome a un estado de relajación total.
Estoy agradecido por este momento de descanso y renovación.
Me duermo con la mente clara y el corazón lleno.