Elijo cuidar mi cuerpo y mi mente, por lo tanto, dejo de consumir alcohol.
Me siento más saludable y feliz al abstenerme de beber alcohol.
Tengo el control de mis decisiones y elijo vivir una vida sobria.
Mi bienestar emocional y físico es mi prioridad, por eso dejo de beber alcohol.
Disfruto de la claridad mental y la energía que tengo al no consumir alcohol.
Me siento orgulloso/a de mí mismo/a por tomar la decisión de dejar de beber alcohol.
Mi vida está llena de alegría y positividad al mantenerme sobrio/a.
Soy capaz de enfrentar cualquier desafío sin la necesidad de recurrir al alcohol.
Me rodeo de personas que apoyan mi decisión de no beber alcohol.
Cada día que paso sin alcohol, me siento más fuerte y más feliz.