Estoy en paz conmigo mismo y con el mundo que me rodea.
Cada respiración que tomo me lleva más hacia la calma y la tranquilidad.
Confío en mi capacidad para superar cualquier desafío que la vida me presente.
Mi mente está clara, tranquila y serena en este momento presente.
Suelto todo aquello que está fuera de mi control y me concentro en lo que puedo cambiar.
Acepto las cosas tal como son y encuentro paz en cada situación.
Mi corazón está lleno de gratitud y amor, disipando cualquier ansiedad o preocupación.
Cada pensamiento negativo se desvanece, dejándome espacio para la positividad y la serenidad.
Me permito relajarme profundamente, liberando cualquier tensión o estrés en mi cuerpo y mente.
Estoy en armonía con el flujo natural de la vida, confiando en que todo se desarrolla según lo planeado.